lunes, 13 de enero de 2014

El arte del saber estar

El viernes oscurecio cargado de ilusion. Estaba ilusionada con la manifestacion a la que los partidos politicos y sindicatos abertzales nos habian llamado a toda la sociedad vasca. Era un punto de inflexion en este camino que ahora nos toca recorrer. Un encuentro muy esperado. Por eso el sabado amanecio claro en mi. Tenia claro que queria ir a la manifestacion de Bilbao. Bajo el lema Giza eskubideak, Konponbidea, Bakea eramos miles de personas las que reorganziabamos nuestro fin de semana para acudir a reclamar justamente eso: Que se cumplan los Derechos Humanos de todos y todas, sin execpcion: que se facilite el camino a la resolucion del coflicto y como no podia ser de otra manera por la Paz. Pues con esa ilusion y con esas ideas nos acercamos hasta La casilla. Una vez alli nos encontramos con amigos, conocidos y vecinos de ideas bien distintas a las nuestras con los que ibamos a dejar diferencias a un lado y revindicar algunas de las cosas que nos unen. Todo comenzo con normalidad hasta que a algunos se les ocurrio parar la manifestacion para brindar un lugar especial a los familiares de los presos. De esto nos enteramos despues, al ver el teleberri. En ese momento entendimos porque tardamos cuarenta minutos de La Casilla a Felix Serrano. En fin. No lo comparto, no puedo. Y no porque no este de acuerdo en algunas de las cuestiones, si no porque pienso que el sabado todos eramos uno, todos debiamos recorrer las calles en silencio y todos revindicabamos el lema que antes he indicado y no ningun otro. Al parecer no todos pensabamos lo mismo dado que hubo quien se tiro toda la manifetacion gritando consignas a favor del acercamiento o excarcelamiento de los presos; lo cual a muchas personas nos hizo pensar. En ese momento mi ilusion se evaporo para conmvertirse en cabreo. Cabreo porque me di cuenta de que algunos no sabian ni donde estaban, ni para que, ni con quien, ni porque. Solo sabian repetir una y otra vez su discurso. Y ahora que el cabreo se me ha pasado lo que me queda es una sensacion de decepcion y pena. Decepcion porque vamos a tener que esperar tiempo para que las ilusiones que nos creamos el viernes, dejen de ser ilusiones y pasen a ser hechos. Y pena porque pienso que realmente se ha perdido una fantastica ocasion. Como dicen que la esperanza es lo ultimo que se pierde, seguiremos trabajando como hemos hecho siempre y seguiremos esperando a que algunos atiendan a ese arte de saber estar.

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